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Cincuenta Segundos

Por Jona Jul 1, 2024

La primera “aparición” en redes sociales de Luis Meer fue en marzo del 2029, y lo pongo entre comillas ya que esa publicación fue tres meses antes de que naciera. Era su Gender Reveal, organizado por Carlota de la O, su madre, y Luis Meer, su padre y próximo aspirante a la presidencia de México, en donde iniciaría una nueva hegemonía política del partido de ultraderecha de origen español llamado Vox.

Con veinticuatro años, Luis se perfilaba como una joven promesa en la vida política del país. Cumplía con todos los requisitos que la sociedad contemporánea exigía en una persona para ser considerada exitosa: era joven, físico atlético, deportista de alto rendimiento, empresario, estudios en el extranjero, guapo, hombre de familia y defensor de la vida. Por si fuera poco, estaba a meses de casarse con Leonor Buxadé, quien era una de las voces femeninas con más impacto a nivel nacional y presidenta del Movimiento Rosa.

Todo era perfecto en la vida de la pareja. En Identity (ID), la plataforma y red social más importante, se hablaba casi todo el tiempo de ellos, eran un referente del éxito y amor verdadero en pareja. La mayor parte de su vida había sido pública, y no exagero. Desde el primer día de sus vidas, cualquier momento quedaba registrado en la aplicación. Y no eran las únicas personas así, registrar nuestras vidas desde el día cero en ID formaba parte de la norma cultural, lo anormal era no tener registro desde el día en que naciste.

ID no solo servía como red social; como su nombre lo indica, contenía información oficial como credencial para votar, pasaporte, licencia de conducir, carné de seguro, tipo de sangre y genotipo; toda esa información estaba dentro de la app, ya no había documentos físicos. Claro, había la opción de poner en privado tus documentos, publicaciones y hasta conversaciones. Por si fuera poco, desde hacía unos meses, ya podías pedir un transporte por la aplicación, pedir comida, comprar un vuelo, cuentas bancarias, pagar todo con solo abrir la aplicación y acercar el dispositivo a los lectores de pago. En resumen, con Identity nacía la era de los gemelos digitales, ID era tu otra mitad, digital, en términos platónicos.

Ahora, como parte de la actualización de la app, se agregaba un script nuevo llamado Oracle, que su única función consiste en tomar toda tu información, pública y privada, identificar patrones de conducta en tus publicaciones y conversaciones; deseos, metas y un sinfín de cosas, y con eso pronosticar, con un lenguaje profético y apoyándose en imágenes creadas con AI, el futuro.

Con la boda a escasos meses las expectativas crecían y Leonor tuvo la extraordinaria idea de utilizar esta nueva script, junto con Luis, para preguntarle al Oracle sobre el futuro de la pareja. Cuántos hijos tendrían, los posibles nombres, a quién se parecerían más, etc. Por su parte, Luis no parecía muy convencido, se le notaba un poco incómodo con saber su posible futuro y, más aún, compartirlo públicamente. -Prefiero que la vida nos sorprenda- le decía a Leonor.

-Ni tú, ni yo, preguntémosle a Rita- quien era la asesora pública del partido, -si la idea de publicar nuestro futuro es buena para tener mayor engagement con la boda y con tu futura postulación al senado- le dijo Leonor. Rita no solo les comentó que la idea era brillante, también les aconsejó que lo hicieran como evento en vivo y que lo hicieran lo antes posible aprovechando el boom del momento que tenía Oracle. La pareja inmediatamente hizo el anuncio del evento, que sería el domingo a las nueve de la noche, tal y como se les había aconsejado.

El día había llegado y, como habían acordado, se verían a las tres de la tarde para comer y después irían a misa. A las siete llegaron al departamento de Luis y ahí prepararon todo para la transmisión.

Faltaban escasos minutos para las nueve y Luis no podía ocultar que algo le pasaba. Se le notaba muy incómodo, le sudaban las manos y cada cuanto se las secaba en su pantalón. Leonor, al contrario de Luis, se le veía con ilusión y un tanto emocionada cada que se acercaba la hora. Segundos antes del inicio, volteó a ver a Luis, entrelazó su brazo con el de él y le dijo, –tranquilo bebecito, ya verás que será extraordinario-.

Inició la transmisión y ella fue quien habló, saludó y dio la bienvenida a la gente que se iba conectando. -Daremos cinco minutos para que se vayan sumando más personas-, les dijo Leonor. No habían pasado más de tres minutos cuando la capacidad de la sala virtual había llegado al límite: cinco millones estaban expectantes y saludaban a la pareja. El evento ya era un éxito.

Dieron las nueve con cinco minutos y empezaron a compartir lo que se proyectaba en el screen wall del departamento de Luis. La proyección se dividía en dos, del lado izquierdo aparecía el ID de Leonor y del derecho el de Luis. Ajustaron parámetros dentro del Oracle, pusieron las mismas preguntas sobre el futuro que tenían como matrimonio, la descendencia, etc., y dieron al mismo tiempo click al botón Ask.

Pasaron veinte segundos de incertidumbre en la audiencia y solo apareció el mensaje Vuelve a Intentar. Nadie lo podía creer, las reacciones en el chat eran de tristeza y una que otra persona opinaba que la app era un fracaso. Rita, que se encontraba con la pareja, les pidió volver a intentar.

-¿Y si lo dejamos para después? Tal vez aún no funciona bien-, comentaba Luis con cierto estrés. -¡Nada de eso!-, le contestaba Rita, -sí funciona, solo que ha sido un éxito y es tanta la demanda de personas por conectarse que la AI no se lo esperaba. Venga ya, intentémoslo otra vez a mi cuenta, tres, dos, uno…-

En la pantalla se empezaron a proyectar imágenes de la infancia de la pareja, de Leonor el día de su nacimiento y de Luis desde el día de su Gender Reveal. La audiencia no se hizo esperar para reaccionar con corazones al ver a la pareja desde bebés. El chat se llenaba de mensajes para ambos: -¡Los amamos!- decía una chica. -Seguro tendrán dos niñas y se parecerán a Luis- decía un señor. -¡Se parecerán a Leonor, los Buxadé tienen el gen muy fuerte!- le contestaba una señora.

Diez segundos. Las imágenes proyectadas ya eran de la pubertad de ambos, aparecían cada quien con sus amistades en fotografías un tanto cómicas, hasta que la pantalla se unificó apareciendo una foto de la pareja en el baile de graduación del instituto.

Veinte segundos. Las imágenes eran de los logros académicos y deportivos de ambos en la universidad. También aparecieron imágenes donde se les veía militando y festejando el triunfo del padre de Luis a la presidencia del partido Vox, así como liderando la marcha de la Movimiento Rosa que cada año hacían a favor de la vida y de la familia.

Treinta segundos. Aparecieron las primeras imágenes de la boda, seguidas de más imágenes donde aparecían felices en diferentes ciudades del mundo. El chat nuevamente explotaba. -¿Será ese el vestido que usará Leonor? ¡Qué hermoso vestido!- comentaban varias chicas en el chat. -Es de mala suerte ver a la novia en vestido antes de la iglesia-, comentaban con cierta preocupación algunas personas que rondaban los cuarenta años. -¡Ojalá y el Santo Padre les dé la bendición en persona!- comentaba una señora al momento en que aparecía la pareja en el Vaticano.

Treinta y cinco segundos. Apareció la primera imagen de la pareja sosteniendo a un bebé en brazos. Nuevamente el chat reventó, –¡Es niño!– comentaban en el chat, seguido de corazones de reacción. Leonor no pudo evitar llorar de alegría al verse como madre, por su parte, Luis la abrazaba y le daba un beso en la frente. Rita, que estaba en el detrás de cámaras, lloraba conmovida al ver la siguiente imagen, donde aparecía el bebé dando sus primeros pasos con Luis y Leonor detrás de él con caras de felicidad.

Cuarenta segundos. La imagen proyectada era de la familia con una integrante más. –¡La parejita!- decían todos en el chat. Todo era felicidad, los padres de Luis no se hicieron esperar y se unieron a las felicitaciones en el chat, de igual manera los padres de Leonor. Las gráficas sobre el tráfico de datos de la red estaban totalmente volcadas al evento en vivo.

Cuarenta y cinco segundos. La pantalla se volvía a dividir en dos, del lado izquierdo aparecía Leonor con un par de adolescentes. Lo mismo aparecía del lado derecho de Luis, él con los mismos adolescentes. Esto nadie lo tomó como rareza, de hecho, la gente seguía hablando y discutiendo por el parecido de la y el bebé.

Cincuenta segundos. La pantalla seguía dividida, en este caso aparecía nuevamente Leonor con un aspecto de madurez, de algunos cuarenta años, acompañada de un chico y una chica en sus veintes. Lo que realmente llamó totalmente la atención fue el lado de Luis. El chat abandonaba el tema de los parecidos de los bebés y se volcaba totalmente en lo que veían en la imagen actual. –¡No puede ser! ¡Qué está pasando! ¡Es una broma! ¡Con eso no se juega!- había consternación en todos los asistentes.

Luis no dejaba de ver la pantalla. Leonor se había separado del abrazo de él para pasar a verlo directamente a la cara con extrañeza. Conforme pasaban los segundos, que para Luis fueron eternos, la cara de Leonor se tornaba con señales de consternación. –Luis, ¿qué es esto?- le preguntó Leonor en el momento en que aparecía esa imagen con Luis y Santiago, su mejor amigo de la prepa, tomados de la mano.

Cincuenta y cinco segundos. Leonor aparecía sola en su lado izquierdo de la pantalla, a diferencia de Luis, que aparecía besando a Santiago en alguna playa del caribe, ambos con rostro de felicidad. Leonor seguía viendo a Luis, quien evitaba verle a la cara y seguía viendo a la pantalla. El chat pasaba de mensajes de amor e idealización de la pareja a mensajes de odio hacia Luis. -¡Es PUTO, Luis es PUTO!- decía un usuario, -¡No, Leonor no se merece eso, PUTO MARICA!- comentaba una chica, -Les dije que ver a la novia en su vestido antes de la iglesia era de mala suerte- comentaba nuevamente uno de los usuarios, -¡Que lo manden a los Centros de Reconversión por PUTO!- decía otro de los usuarios, al cual se le unían a la petición cada vez más y más de las personas conectadas. -Al Centro de Reconversión por PUTO!- era el mensaje que más se repetía.

Sesenta segundos. La pantalla se unificaba con el mensaje FIN, como si de película del siglo XX se tratara. La transmisión en vivo seguía y las cinco millones de personas podían ver las caras de la pareja. 

-¡ERES PUTO, LUIS! ¡MÍRAME A LA CARA, CHINGADAMADRE! ¿ERES PUTO!-, gritaba Leonor con rabia y mirada inquisidora. 

-¡Corta la transmisión!- le gritaba Rita a uno de los chicos del staff.

-¡NO SÉ QUÉ SOY!-, decía Luis al voltear a ver a su prometida, y rompía en llanto.

Oracle, el script de Identity, se convertía en la herramienta perfecta para la cacería de brujas desde su primer día.

By Jona

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Un comentario sobre «Cincuenta Segundos»
  1. Me atrapó cañón! Lo pude ver en mi mente como si fuese algo que ya hubiera vivido, y me sentí por algunos momentos como uno de esos 5 millones de espectadores.

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